"Me aburro". Una sentencia que cuando la oigo o la leo me hace venir a la cabeza una tarde de domingo, en casa, tirada delante del sofá y viendo pasar antes mis ojos un montón de imágenes vomitadas desde el televisor. Y, al final, cuando llega la hora de la cena, la convicción de haber perdido un tiempo precioso.

El secreto es mirar, observar. Y fijarse en los pequeños detalles (como no). En el parque conviven un montón de historias que son fáciles de percibir. Mucho mejor que una tarde que se escurre entre los dedos y que deja una angustia de pérdida en el alma. Os invito a probarlo: Id al parque a ver e imaginar historias.
Ya me contaréis.
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