viernes, 3 de enero de 2014

Viajar a Inglaterra con niños

Cada año, de los últimos seis, cuando llegaba el 26 de diciembre me salía la familia por las orejas, la propia y la política. Solían ser cuatro días de recorrer el mapa de España visitando a unos y a otros. Sólo tenía un deseo, escapar. Pero mis hijos (tres) aún eran muy pequeños para pensar en un viaje que compensara el gasto y el disfrute. ¡Ah! Pero el tiempo pasa, para todos, y mis niños crecieron lo suficiente como para afrontar una semana de viaje.

Barrio residencial en el pueblo de Hook
Los astros se alinearon para decidir el destino: por un lado, estoy escribiendo mi segundo libro el cual, tiene una parte ambientada en Inglaterra y, en segundo lugar, nos dejaban una casa en un pueblecito tranquilo a una hora de Londres, hacia el sur, en Hook. Dos buenas razones de peso. Lo que finalmente hizo decantar la balanza, fue que en septiembre fuimos capaces de acordarnos de nuestro deseo navideño, con tiempo suficiente para adquirir cinco billetes a buen precio.

Del 26 al 2 de enero. Empieza el viaje
Óxfod, paseo entre los Colleges
Despegamos del aeropuerto de Barcelona con destino Liverpool. Los 5 billetes nos costaron 370€. En Liverpool alquilamos un coche para siete días por el que pagamos 350€ y la primera noche la pasamos en un Premier Inn (120€ los cinco) en Oxford (después de dos horas y media de coche) donde visitamos a unos amigos. Por la mañana recorrimos el centro de Oxford, la biblioteca, el College donde Lewis Carroll escribió Alicia en el País de las maravillas y poco más. Después de comer (hora inglesa) pusimos rumbo a Hook. Por la tarde tocó ir de compras al Tesco y nos acostamos prontito.

El objetivo de nuestro siguiente día fue visitar Stonhenge, un monumento megalítico del neolítico tardío. A ver, el paseo estuvo bien, pero nos soplaron 50€ por una visita que debería haber sido gratis y, que aconsejo a todo el mundo que se cuele porque me parece un robo. Me considero una persona cívica y, de la misma manera que en el museo de historia natural que es gratis, dejamos un donativo sustancioso, para contribuir a su conservación, lo de los 50€ por Stonhenge, me parece un timo. Pero bueno, dinero aparte, la excursión contribuyó para que pasáramos un día al aire libre y habláramos un rato en familia sobre el neolítico ;-)
Stonhenge, British Heritage ;-)
Dos días en Londres
Hyde Park en un día soleado
El domingo y el lunes los reservamos para el plato fuerte. Valoramos si ir en tren desde Hook o en coche pero, al ser domingo y dados los precios que nos dieron en la estación y por comodidad nos decidimos por el coche. Los fines de semana se puede aparcar en Londres y, como teníamos un hotel en Notting Hill, pues nos fue perfecto. Aparcamos a las 10 de la mañana del domingo, gratis, en la calle, en la zona de línea amarilla, y un residente nos dijo que hasta el lunes a las 8:30 no hacía falta moverlo. El día era soleado y en lugar de coger el metro, nos fuimos caminando atravesando Hyde Park hasta el museo de Historia Natural.

Creo que se nos juntó el domingo, con las Navidades y el buen tiempo. La cola era tan enorme que me vi incapaz de intentar convencer a los niños de hacerla. Así que planteamos la primera jornada como un agradable paseo (y largo, todo hay que decirlo), pero caminando es como mejor se conocen las cosas.

Buckingham Palace, visita obligada

Hicimos el recorrido típico: Palacio de Buckingham, Abadía de Westminster, Plaza del Parlamento, el Big Ben, el Thamesis, el Ojo de Londres y por allí comimos y descansamos (60€ comer en un italiano los 5), los menús infantiles estaban muy bien de precio. Un poco más descansados continuamos hacia Trafalgar Square, Picadilly (allí nos tomamos un té y dimos tiempo a que el día se fundiera con la noche mientras se encendía el alumbrado callejero). Camino de Oxford Circus nos adentramos en Carnaby, una zona preciosa, llena de tiendas monísimas. Pero en ese momento mis hijos decidieron amotinarse y negarse en redondo a seguir caminando. Lo cierto es que entre pitos y flautas ya llevábamos cinco horas dando vueltas por ahí. Cogimos el metro y nos fuimos al hotel.
Para ir en metro en familia, puedes conseguir que la cosa te salga barata si tienes un poco de previsión y solicitando una de esas tarjetas de descuento como la Oyster, pero nosotros no somos tan organizados. Así que el domingo pagamos los dos billetes adultos (los niños hasta 10 años incluidos viajan gratis) y al día siguiente compramos uno de todo el día (17€ los dos).
El hotel, el Lords: a ver, no era ninguna joya (90€noche los 5). Pero estaba bien situado (en la zona 1 de metro, por los pelillos) y era hasta cierto punto limpio y apañado, con desayuno incluido. Habitación familiar, 2 literas y una cama individual, con un baño de tren hotel... Pero oye, para una noche, suficiente. Cenamos en la calle bulliciosa de la zona, Queensway, donde están representados todos los restaurantes del mundo y por supuesto, nosotros (ellos, los bajitos) elegimos un Burguer King. Una de las cosas buenas de la globalización. Y a las diez, dimos la bienvenida a un merecido descanso.

El segundo día en Londres
Por fin, después de cuatro días de anticiclón hizo su aparición la meteorología típica de la isla. Lluvia estilo chirimiri, calabobos... Nuestros desplazamientos fueron todos en metro. Los nuestros y el de los 5 millones de turistas de ese día. ¡En la vida había hecho cola en las escaleras mecánicas del metro que te llevan al andén! Siempre hay una primera vez para todo.
Disfrutamos de una visita en el museo de Historia Natural, donde la protagonista es la exposición de los dinosaurios, pero obviamente no es lo único interesante. Aquí, cada cual, que elija. Nosotros empezamos por un vistazo rápido a la geología (a mi hija mayor le encantan las piedras), luego otro rápido a la Ecología (vale, nos equivocamos de camino, pero fue muy interesante) y terminamos en los dinosaurios. Nos dejamos dos recorridos sin ni siquiera pisarlos, pero los niños, los míos, no tienen tanto poder de retentiva.
Ahora, eso sí, en el recorrido de los dinosaurios había que ir en fila y vigilando de no pisar al de delante, y con cuidado de que no te pisara el de detrás. Pero a pesar de la aglomeración, hay que reconocer que nos lo hemos pasado muy bien. Más metro, otro parón para comer y descansar los pies ("en el mismo sitio mamá, y pedimos la pizza de Nutella..."). Y para terminar, antes de volver al coche un glamuroso paseo por New Bond Street: Tiffany's, Cartier, Sotherby's, y todas las tiendas más caras que te puedas imaginar de joyería, ropa, subastas... Y, como tiene que ser, hemos tropezado con una de las princesas árabes y su séquito de guardaespaldas en tres vehículos saliendo de Hermés. Lo que no sé es sí forma parte de las atracciones de la ciudad ;-)

Un día en Hook
Uno de los salones de té de Tylney Hall
Con tanto tute, lo mejor: pasar un día en casa. Así que nos quedamos en el pueblo, disfrutando de la casa. También fuimos a la bolera y a tomar un té tardío en Tynley Hall. Se trata de una casa victoriana, al más puro estilo de las novelas románticas, que han reconvertido en un hotel. Una ávida lectora como yo, del género romántico, no podía dejar pasar esta oportunidad. Ha sido impresionante. Hay que ver cómo vivían los ricos en aquel entonces... 

De vuelta a Liverpool
Para terminar la semana, y dejar la casa limpia y apañada ;-) decidimos dormir la última noche en Liverpool y así también echar un vistazo turístico por la zona. Dejamos la casa y comimos un bocata en el coche para no llegar muy tarde ya que teníamos casi cuatro horas de camino. Tengo que reconocer que llegamos ya casi con la oscuridad, pero aún así no pudimos dejar de acercarnos al famoso The Cavern Club donde tocaron los Beatles en su día. Aconsejo que entréis. El acceso es gratuito y se puede entrar con niños hasta las ocho de la tarde. Además, tiene varios recovecos y en una de las salas se emite un contínuo documental sobre los Beatles. Allí hay menos follón y te puedes tomar una pinta tranquilamente con los niños sin que se agobie nadie.
The Cavern, en Liverpool

El aparthotel de la ciudad portuaria nos salió por 100€. Estaba muy céntrico y era bastante apañado también. Aunque lo importante no es tanto que sea mono, como estar cerca del aeropuerto donde, al día siguiente, tuvimos que estar a las 9:00am.

Y ya basta de plasta. Resumiendo, nos lo hemos pasado bomba. Los niños, de 7, 9 y 10 se han portado genial; ante un momento de crisis que tuvimos de "voy a estar enfadada todo el día" amenazamos con que en el viaje que hiciéramos a Nueva York, el que se portará mal no vendría (un viaje que aún no está ni programado ni mucho menos "ahorrado"). Los gastos fijos, han sido de unos 1.000 Euros. Podría haber salido más barato, sí. Y también más caro ;-) Con este presupuesto hemos cumplido un sueño y hemos vivido unos intensos días en familia. Lo recomiendo. Más de dos días en Londres con los niños, creo que no habrían cundido, por lo menos con los míos. Reconozco que nos queda mucho por ver, pero como ya les hemos dicho a ellos, con nosotros es el aperitivo, ya cuando crezcan, que se lo curren y repitan con sus amigos jeje

Feliz año nuevo!!