Llego de un viaje. Un viaje más. Un viaje que forma parte de mi trabajo y éste, se nutre en gran medida, de la curiosa faceta de las relaciones públicas. Una parte de mi sueldo lo recibo por sonreír, por ser amable, por dar conversación agradable... Dicho así suena a otra cosa, ¿no?
Siempre con un objetivo, por supuesto, acabar vendiendo algo aunque sea a medio plazo. Son píldoras concentradas; 24 o 36 horas en las que das y también recibes lo mismo: sonrisas, gestos amables, agasajos, etc. Unos lo hacen mejor que otros, como en todas las profesiones... Es como ir con el piloto automático.

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