viernes, 13 de junio de 2014

I'm a Racer

Emoción, consumo y resistencia. 24 horas en el circuito

Dentro de mi proyecto Experiencias a los 40, tuve la posibilidad de participar en una carrera de resistencia, de 24 horas, en la que ganaba el coche que daba más vueltas al circuito sin agotar el combustible: Las 24 horas híbridas de Toyota, en el circuito de Albacete. Un día completo buscando el equilibrio entre velocidad y consumo. “Es agotador, pero muy intenso. Ve descansada. Te divertirás” me dijeron en la redacción; y pasó lo de siempre, que hasta que no lo experimentas, no eres capaz de valorar el alcance real de un sabio consejo.

Las cinco unidades de la versión híbrida del Auris eran de estricta serie, sin ninguna modificación técnica salvo la instalación del equipo de cronometraje y debían completar el mayor número de vueltas al Circuito de Albacete, desde las 15.00 del miércoles 28 de mayo hasta las 15.00 del jueves 29 de mayo, con un límite de combustible de 125 litros.

Una vez establecidos los equipos tocó hacer números para desarrollar la estrategia y los turnos de conducción.  No debíamos olvidar tampoco la importancia de reducir al máximo los tiempos de cambio de piloto, repostaje y sustitución de neumáticos que teníamos que hacer cada equipo, sin ayuda externa.
Los pilotos corriendo hacia los coches tras el banderazo de salida

El inicio de carrera fue complicado por la lluvia, la premisa que nos habíamos propuesto era la de mantener un consumo medio de 6,4 litros y dando cada vuelta en un promedio de tiempo de 2 minutos y 40 segundos. No fue nada fácil ya que la lluvia, en algunos momentos torrencial, se ocupó de ponernos las cosas difíciles. Terminamos la primera tanda de turnos a las 22:00 y aprovechamos para reponer combustible, tapando la rueda con una toalla mojada para evitar sustos y disgustos.
Primer repostaje de gasolina

Después de la cena empezamos los turnos de descanso. Era necesario dormir al menos un par o tres de horas para poder mantener el ritmo y la concentración a la hora de conducir. Las sensaciones de esas tandas de conducción nocturnas fueron extrañas. Estábamos cansados, menos acompañados por el resto del equipo (que normalmente nos iba cantando tiempos propios y del resto a través del manos libres del teléfono), y disfrutando de la conducción deportiva en circuito, a la luz de la luna. A las tres de la mañana, los técnicos de MICHELIN, que revisaban los neumáticos en cada cambio de conductor –aproximadamente cada 60 minutos-, nos aconsejaron cambiar el neumático delantero izquierdo. La mayor parte de las curvas del Circuito de Albacete son a derechas.
Cambio de neumáticos a las tres de la mañana

A medida que avanzaba la carrera, parecía que dos equipos habían acertado con la estrategia ya que se disputaban el puesto de cabeza a una cierta distancia de los otros tres. Muy a mi pesar, debo de reconocer que nosotros no supimos mantener la constancia del 6,4 y por la noche hubo mangas de mayor consumo que tuvimos que compensar bajando el gasto de combustible y por lo tanto, la velocidad. Amanecía en Albacete y los coches seguían dando vueltas. Eran las seis de la mañana y un montón de conejos celebraban cada curva mientras el sol se elevaba augurando un soleado y caluroso día. A las siete a.m. volvimos a replantear la estrategia. Calculamos el combustible que nos quedaba, cómo estaban los otros equipos y nos lanzamos a luchar por el tercer puesto: mantener el consumo constante, en 5,6 y no dejarnos adelantar por nadie.
Amanece enel circuito, 6 am
Los últimos minutos de carrera fueron de verdadero infarto. Pepus -compañero de equipo- logró eliminar el número de vueltas que nos distanciaban del tercero y cuando Juanma se puso a los mandos del volante, con el coche ya en reserva la directriz fue, “pégate a él, pero no le adelantes hasta que te avise”. Y así lo hizo. Dejando la distancia reglamentaria de dos coches entre ambos, para no beneficiarnos de rebufos, a las tres menos cinco, Pepus dio la orden “¡Pásale ya! Es la última vuelta”. En ese momento vimos en la recta de tribuna como el coche 5 (el nuestro) se ponía en paralelo para hacerle un bonito interior en la curva. Al pasar de nuevo por la recta, entramos en meta antes que el coche número 2… el error fue que no era la última vuelta. Aún faltaban unos segundos para las tres, con lo que no hubo banderazo. El coche 2 jugó bien y volvió a adelantar a nuestro número 5 y consiguió cruzar antes que nosotros la línea de meta, pasadas las tres de la tarde del jueves.

El Auris hybrid vencedor completó un total de 513 vueltas, lo que supone un recorrido de 1.815,5 kilómetros y con un consumo medio inferior a los 6,8 l/100 km, ya que aún le restaban unos litros en el depósito.

Esta carrera ha sido una experiencia, como ya me habían dicho, muy intensa. Además de permitirme experimentar en mis propias carnes las sensaciones de un piloto de carreras, sin quererlo, me ha hecho pensar en mi faceta de madre.  Esa carrera contrareloj para llegar a todo, apurando en las curvas al máximo, salvando los imprevistos y "las inclemencias del tiempo", ese cuidado con "el consumo de combustible" para que la familia no se prive de nada (vacaciones, extraescolares, viajes, ropa...), y cuando el desgaste de las herramientas llega, saber reponerlo con fuerzas nuevas, sin sentimientos de culpa por no ser los primeros y aprendiendo a disfrutar de la experiencia de tener hijos.

Un olé por todos los pilotos y las pilotas que tratan de dar lo mejor de sí, "en cada vuelta".

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