miércoles, 13 de marzo de 2013

Un día perfecto

Lo he puesto en práctica. Sí, eso que dicen que para ser feliz has de hacer cada día algo que te apetezca. Pues hoy lo he hecho. He tenido un día de trabajo normal, bueno en general. Y luego me he dado el lujazo de darme un masaje facial en un sitio que me encanta: el gimnasio Iradier. No voy a extenderme en el tratamiento o en lo muchísimo que me ha gustado, sino en lo bien que me he sentido después.

Una hora y media más tarde he llegado a casa tranquila, relajada y con mucha paciencia. ¿Sabéis quién más se ha beneficiado de mi bienestar? Mis hijos. Nos es que hayan cenado sin rechistar, eso no va con ellos, o que se hayan ido a la cama a la primera, o a la segunda... No, ha sido a la quinta, como cada noche. Sin embargo no ha habido la tensión de otras noches. Y una vez en la cama, tranquilos, se han dormido muy rápido.

El día perfecto ha terminado recogiendo la cocina peeeeero, con otro lujo, Luis Miguel a todo trapo jajaja y yo cantando boleros. A veces también me olvido de lo que me gusta escuchar música. Hay que buscar el momento y, cualquier momento es bueno.

No es tan difícil que un día pase de normal a bueno. Aunque reconozco que lo del facial tampoco se puede hacer todos los días ;-)

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