Generando buenos recuerdos
Despedimos Menorca desde la ventanilla del avión. Terminan 17 días en uno de los destinos más indicados para desconectar de la rutina diaria y descansar.
Menorca es un plan familiar. Pero si lo quieres disfrutar a tope, vente con familia y amigos, porque no hay nada que enriquezca más el espíritu que compartir los buenos momentos. Cenar de barbacoa, aplaudir las obras de teatro que preparan los niños y que ensayan al anochecer mientras los mayores decidimos, a la fresca a qué cala ir, si del norte o del sur dependiendo de donde sople el viento (para evitar las molestas algas y las enervantes medusas). Es bucear entre rocas y peces de colores al atardecer -y más si previamente has tirado un poco de pan para atraerlos-, alquilar una barquita y calear... Sin prisa, sin grandes planes previos. Hacer una pequeña excursión cuyo premio es una playa preciosa y limpia, de aguas transparentes en la que además caben, sin problema, cuatro familias juntas... en pleno agosto.
Menorca es, además de esto y más cosas que no explico (sus fiestas, sus caballos, los paseos por Ciudadela y Mahón, el Camí de Cavalls, los talaiots, etc.) Menorca es cargar pilas, relajar el rictus, olvidar la tensión, recuperar lo mejor de la familia y reír con los amigos... La isla del viento se lleva el "tengo que" y su brisa construye recuerdos alegres.